Así funciona nuestro sistema inmunológico (y así lo fortalecemos)

Nuestro “sistema de defensas”, como le llamamos coloquialmente, está formado por una compleja red de células, tejidos y órganos que producen y almacenan sustancias valiosas para nuestra salud. ¡Te invitamos a conocerlo a fondo!

Por: Alan Sanchez.

Seguramente has escuchado de él en distintas ocasiones, aunque es probable que solo tengas una idea parcial de sus funciones. Cierto: el sistema inmunológico son “las defensas” de nuestro organismo, pero esta noción le hace poca justicia a las diversas y complejas labores que realiza.

Sirva decir que además de controlar a las infecciones ocasionadas por bacterias, virus, parásitos y hongos, el sistema inmunológico neutraliza las sustancias tóxicas y radiaciones que nos agreden, sin olvidarnos de que destruye a las células dañadas y elimina a las células cancerosas que aparecen en nuestro cuerpo, evitando en la mayoría de los casos su proliferación.

Red de cooperación

Para cumplir con estas funciones, nuestro sistema inmunológico echa mano de una gran cantidad de células especiales, tejidos, órganos y proteínas. Veamos algunos ejemplos de ellos.

Uno de los tipos de células más representativos de este sistema son los glóbulos blancos o leucocitos, los cuales son de distintos tipos; tienen la función de colaborar entre ellos para encontrar y destruir a las sustancias u organismos que causan enfermedades.

Solemos pensar que los leucocitos solo se encuentran en nuestra la sangre, pero debemos saber que se producen en la médula ósea y se almacenan en distintos lugares de nuestro cuerpo que incluyen al timo, el bazo y los ganglios, es decir, los denominados “órganos linfáticos”.

Los dos tipos básicos de leucocitos son:
  1. Los fagocitos, que son células que destruyen a los organismos invasores.
  2. Los linfocitos, que permiten que nuestro cuerpo recuerde y reconozca y a los agentes invasores que nuestro organismo ha enfrentado con anterioridad, y ayudan a destruirlos.

Así funcionan:

Cuando las células especializadas detectan algunas moléculas que identifican como amenazas o “fragmentos” de la parte externa de virus o bacterias (sustancias conocidas como antígenos), varios tipos de leucocitos colaboran para responder a la amenaza.

Unos fabrican anticuerpos, que son sustancias que permiten bloquear a los invasores, mientras que otros devoran o destruyen a los agentes externos. Los anticuerpos permanecen en nuestro organismo, de modo que, si el mismo antígeno regresa, el sistema inmunológico ya cuenta con un mecanismo para hacerle frente.

Detalles sobre la inmunidad

La inmunidad es, en sí, la forma en que el sistema inmunológico protege a nuestro cuerpo; sin embrago, es importante saber que existen tres tipos, que te explicamos a continuación:

  • Innata: se trata de la primera respuesta del sistema inmunitario contra una sustancia extraña; incluye barreras como la piel y las membranas mucosas, lo cual evita la entrada de sustancias dañinas al cuerpo.
  • Adaptativa: es adquirida y es muy posible que dure toda la vida; se produce como una respuesta del cuerpo a una infección o como una reacción a la vacunación contra un microorganismo.
  • Pasiva: se presenta cuando recibimos anticuerpos contra una enfermedad (el sistema inmunológico no los produce); la reacción suele ser inmediata, pero es muy probable que solo dure unas semanas o meses.

El papel de la inflamación

La inflamación es un recurso del sistema inmunológico para controlar una infección o una agresión. Durante ella se producen tres eventos importantes:

  • Se incrementa el suministro de sangre a la zona afectada.
  • Aumenta la permeabilidad capilar, es decir, los vasos sanguíneos de la región amenazada permiten que líquidos y leucocitos pasen a través de ellos.
  • Diferentes células del sistema inmune migran de otras zonas del cuerpo al lugar de la lesión.

La finalidad de la inflamación es neutralizar o eliminar una posible amenaza, reparar tejidos dañados y restablecer el equilibrio (homeostasis) del organismo.

Consejos para tu sistema inmunitario

Hoy en día, sobre todo por situaciones como la pandemia de la covid-19, es fundamental para los individuos y para la sociedad mantenernos saludables. Por eso te compartimos algunas recomendaciones que mejorarán tu calidad de vida:

a) Sigue una dieta saludable

Este es, definitivamente, el primer paso para mantenerse saludable, ya que los alimentos pueden actuar como protección. Es importante consumir alimentos variados, principalmente los que contengan ciertas vitaminas y nutrientes necesarios para el sistema inmunológico:

  • Vitamina A. Se encuentra en zanahorias, espinacas, brócoli, huevo y leche; es una vitamina antiinflamatoria que ayuda a desarrollar y regular al sistema inmunitario.
  • Vitamina B6. Está disponible en la carne de cerdo, pescado, aves y granos integrales (avena, arroz); ayuda a incrementar la producción de anticuerpos.
  • Vitamina C. Ayuda a fortalecer el sistema inmunitario por su capacidad para neutralizar a los radicales libres, es decir, moléculas asociadas con el cáncer y otras enfermedades. Este nutriente se encuentra principalmente en frutas como naranja, papaya, toronja, mandarina, fresa y otras.
  • Vitamina E. Es otro antioxidante muy valioso; se encuentra en semillas de girasol, almendras, avellanas, aceites vegetales y espinacas. Cuando una persona se encuentra en tratamiento con quimioterapia o radioterapia, se debe consumir con precaución.
  • Magnesio. Es un nutriente que encontramos en nueces, legumbres, vegetales de hoja verde, leche y yogurt, entre otros.
  • Zinc. Está distribuido en todas las células del cuerpo, además de que ayuda al sistema inmunitario a combatir bacterias y virus. Lo encontramos en frijol, granos enteros y lácteos.

b) Mantente alejado del estrés

La tensión altera el funcionamiento óptimo del sistema inmunológico. Cuando nos mantenemos relajados, otorgamos a nuestro sistema inmunitario el descanso que necesita para llevar a cabo sus funciones de manera correcta.

c) Duerme 8 horas como mínimo

Un buen descanso es la clave para mantener el equilibrio tanto mental como físico. Además, es esencial para la regeneración celular y para regular el estrés.

d) Procura una buena higiene

Actividades tan simples como lavarnos las manos pueden evitar que agentes externos entren en contacto con nuestro organismo.

e) Evita el consumo de alcohol o tabaco

Ambos afectan al sistema respiratorio y digestivo, causándoles dificultades para una función correcta y para repeler agresiones.

f) ¡Confía en la Homeopatía!

La Homeopatía es una aliada excelente para el cuidado de nuestras defensas, ya que ayuda a nuestro sistema inmunológico a ordenarse y a regular sus reacciones, permitiéndole trabajar de manera óptima. Por supuesto, el buen funcionamiento de esta medicina depende de una prescripción correcta, por lo que su administración debe realizarse bajo la tutela de un médico homeópata.

Cabe señalar que los medicamentos homeopáticos pueden utilizarse en combinación con otros tratamientos y que son de gran utilidad para restablecer el sistema inmunológico de aquellos pacientes que se recuperan de una enfermedad (convalecientes) o sufren agotamiento. Además, pueden utilizarse con seguridad en bebés, niños, mujeres embarazadas y ancianos.

Solo nos resta recordarte que, para evitar complicaciones de salud, visites periódicamente a tu médico homeópata para que haga una evaluación o revisión de tu estado de salud, a fin de determinar oportunamente la aparición de alguna enfermedad.

Referencias

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