Hipócrates y la Homeopatía, una historia entrelazada

Hipócrates y la Homeopatía, una historia entrelazada

Por: Alejandro Haro

Aunque es ampliamente conocido que la Homeopatía es un modelo médico clínico terapéutico configurado hace más de 200 años por Samuel Hahnemann, y que sus reglas fundamentales quedaron asentadas en el Organon del Arte de Curar, el origen de sus fundamentos data de muchos siglos atrás.

“Los mismos elementos que producen la enfermedad, cuando se administran a los que están enfermos, los hacen sanar”.

En concreto, Hipócrates de Cos, quien vivió en la antigua Grecia entre los años 460 y 370 a.C., aproximadamente, y que es considerado por muchos como el padre de la medicina occidental, llegó a la conclusión de que sólo hay dos maneras de tratar a un enfermo, opuestas entre sí y con diferentes resultados:

  • A través del principio de los opuestos, esto es, administrando un remedio que actúa en oposición al síntoma de la enfermedad, provocando el efecto contrario. Es el caso de los medicamentos alopáticos: analgésicos (contra el dolor), antiinflamatorios (contra la inflamación), antipiréticos (contra la fiebre), etcétera.
  • Mediante el principio de semejanza, similitud o afinidad, que es el que utilizan los medicamentos homeopáticos. En ellos, la sustancia medicamentosa actúa a favor del síntoma, desencadenando una reacción de autocuración.

Respecto a esto último, Hipócrates escribió en el pasaje 42 de su tratado Sobre los lugares en el hombre: “los mismos elementos que producen la enfermedad, cuando se administran a los que están enfermos, los hacen sanar. Por ejemplo, la misma causa provoca la estranguria cuando no existe y, cuando existe, la hace cesar [la estranguria es la retención de orina en la vejiga que provoca micciones escasas y dolorosas]. Con la tos pasa lo mismo, por obra de las mismas causas se produce y para”.

El poder de la naturaleza

El sabio griego acuñó otra frase de notable importancia para la Homeopatía: natura morborum medicatrix, que significa “la naturaleza cura las enfermedades”. En efecto, cuando el médico se consideraba incapaz de hacer algo ante el padecimiento del enfermo, no daba medicamento alguno y aconsejaba solamente medidas higiénicas y cambio de hábitos, asombrándose por el resultado, ya que en la mayoría de los casos la naturaleza del enfermo reaccionaba en forma favorable y con grandes ventajas para él mismo.

En este sentido, el médico homeópata proporciona remedios que no actúan en contra de la naturaleza del ser humano ni interfieren con ella, sino que modulan o guían sus propios esfuerzos encaminados hacia su curación.

Finalmente, Hipócrates propuso que en la medicina, para curar, lo primero que se debe tener en cuenta es no dañar (primus non nocere).

Tal idea influyó notablemente a Hahnemann al momento de configurar la Homeopatía, como bien lo ilustra el parágrafo 2 del Organon: “el ideal más elevado de una curación es restablecer la salud de manera rápida, suave y duradera, o quitar y destruir toda enfermedad por el camino más corto, más seguro y menos perjudicial”.

Cierto: Samuel Hahnemann configuró a la Homeopatía, pero sus principios teóricos y prácticos se originaron siglos atrás, de la mano de Hipócrates de Cos, ni más ni menos que el “padre de la medicina occidental”. 

 

Referencias:

  • Hipócrates. Tratados Hipocráticos, vols. I y VIII. España: Editorial Gredos; 2003.
  • Hahnemann S. El Organon de Hahnemann, sexta edición. Edición del Bicentenario (1810-2010). México: División Editorial de Propulsora de Homeopatía; 2010. Traducción: François-Flores FD.

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