Hipócrates y la Homeopatía, una historia entrelazada

Hipócrates y la Homeopatía, una historia entrelazada

Cierto: Samuel Hahnemanna fue quien configuró a la Homeopatía, pero sus principios teóricos y prácticos se originaron muchos siglos atrás de la mano de Hipócrates de Cos, el “padre de la medicina occidental”.

Por: Rafael Mejía.

Aunque es ampliamente conocido que la Homeopatía es un modelo médico clínico terapéutico configurado hace más de 200 años por Samuel Hahnemann, y que sus reglas fundamentales quedaron asentadas en el Organon del Arte de Curar, el origen de sus fundamentos es anterior.

En concreto, Hipócrates de Cos, quien vivió en la antigua Grecia entre los años 460 y 370 a.C., aproximadamente, y que es considerado por muchos como el padre de la medicina occidental, llegó a la conclusión de que sólo hay dos maneras de tratar a un enfermo, opuestas entre sí y con diferentes resultados:

  1. A través del principio de los opuestos, esto es, administrando un remedio que actúa en oposición al síntoma de la enfermedad, provocando el efecto contrario. Es el caso de los medicamentos alopáticos: analgésicos (contra el dolor), antiinflamatorios (contra la inflamación), antipiréticos (contra la fiebre), etcétera.
  2. Mediante el principio de semejanza, similitud o afinidad, que es el que utilizan los medicamentos homeopáticos. En ellos, la sustancia medicamentosa actúa a favor del síntoma, desencadenando una reacción de autocuración.

Respecto a esto último, Hipócrates escribió en el pasaje 42 de su tratado Sobre los lugares en el hombre: “los mismos elementos que producen la enfermedad, cuando se administran a los que están enfermos, los hacen sanar. Por ejemplo, la misma causa provoca la estranguria [retención de orina en la vejiga que provoca micciones escasas y dolorosas] cuando no existe y, cuando existe, la hace cesar. Con la tos pasa lo mismo, por obra de las mismas causas se produce y para”.

El poder de la naturaleza y nunca dañar

El sabio griego acuñó otra frase de notable importancia para la Homeopatía: natura morborum medicatrix, que significa “la naturaleza cura las enfermedades”. En efecto, cuando el médico se consideraba incapaz de hacer algo ante el padecimiento del enfermo, no daba medicamento alguno y aconsejaba solamente medidas higiénicas y cambio de hábitos, asombrándose por el resultado, ya que en la mayoría de los casos la naturaleza del enfermo reaccionaba en forma favorable y con grandes ventajas para él mismo.

En este sentido, el médico homeópata proporciona remedios que no actúan en contra de la naturaleza del ser humano ni interfieren con ella, sino que modulan o guían sus propios esfuerzos encaminados hacia su curación.

Finalmente, Hipócrates propuso que en la medicina, para curar, lo primero que se debe tener en cuenta es no dañar (primus non nocere).

Tal idea influyó notablemente a Hahnemann al momento de configurar la Homeopatía, como bien lo ilustra el parágrafo 2 del Organon: “el ideal más elevado de una curación es restablecer la salud de manera rápida, suave y duradera, o quitar y destruir toda enfermedad por el camino más corto, más seguro y menos perjudicial”.

Acerca del médico

Nos resta recorda que Samuel Hahnemann se apegó estrictamente a la ética hipocrática y enfatizó la conveniencia de que los médicos homeópatas hicieran lo mismo, a fin de ser amables con el paciente, observadores y respetuosos de su profesión.

En este sentido, cabe recordar las palabras de Hipócrates en su tratado Sobre la decencia: “Hay que conducir la sabiduría a la medicina y la medicina a la sabiduría[…]. Los que se ajustan a este esquema son así: reconcentrados, sencillos, agudos en las controversias, oportunos en las respuestas, tenaces frente a las objeciones, bienintencionados y afables con los que son afines, bien dispuestos para con todos, silenciosos en los tumultos, resueltos y decididos ante los silencios, ágiles y receptivos a la oportunidad, prácticos e independientes para las comidas, pacientes en la espera de una ocasión, expresando en palabras eficaces todo lo que esté probado, utilizando una buena dicción, haciéndolo con gracia, apoyados en el prestigio que todo esto da, teniendo como meta la verdad sobre lo que ha sido demostrado”.

Como puede observarse, este pensamiento forma parte intrínseca de la obra de Samuel Hahnemann, y sigue siendo una necesidad hasta nuestros días, cuando los pacientes demandan un trato más humano y receptivo tanto de los consultorios y clínica convencionales como de los sistemas de salud pública.

Última revisión: 19 de enero de 2024.

Referencias:

  • Hipócrates. Tratados Hipocráticos, vols. I y VIII. España: Editorial Gredos; 2003.
  • Hahnemann S. El Organon de Hahnemann, sexta edición. Edición del Bicentenario (1810-2010). México: División Editorial de Propulsora de Homeopatía; 2010. Traducción: François-Flores FD.

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